miércoles, 18 de enero de 2012

DELICUENCIA PRECOZ

Las andanzas de “La Banda”

De lo que estamos hablando, es de niños cuyas edades promedio es de 14 años, con apodos como El Chure, El Garra, El Peruano, El Gorila, El Poto Rico, Chispamón, El Ceja, El Guarén y muchos más. Esta banda bordearía los veinte miembros.
Provienen de La Faena, La Villa Cousiño, Lo Hermida y Macul, generalmente son detenidos por asaltos, robos de autos, tiendas, cogoteos, micro tráfico y robos en casas que realizan en Las Condes, La Reina y Peñalolén.
Sus vidas son terribles y todos han pasado por las manos del Estado.
El Chure tiene 16 años y vive junto a su abuela, su madre y una tía en la Cousiño Macul. Ha estado  detenido por robo y derivado a Tiempo Joven, el centro del Sename de San Bernardo. Allá terminó séptimo básico. Ahora está libre y, según su familia, “más tranquilo”. Su abuela, doña Florencia, culpa a las malas juntas de las andanzas de su nieto.
Hay muchos papás que trabajan y los niños quedan solos, se van a las plazas y se juntan con cabros más vividos que son los que llevan a la perdición a estos críos chicos.
El Chure, como otros jóvenes en el barrio, se ha criado en la calle. Cuando era más chiquitito, se veía tierno, era un niño amoroso, pero se veía falto de cariño y de atención.
La mayoría de los niños ya no van al colegio. Cuando les preguntan, se declaran adictos a alguna droga.
 Cada vez que el chure cae preso culpa a la droga. Roba, dice, para saciar su adicción. Su consumo diario, ha llegado a confesar con exageración infantil, bordearía los $80 mil. A su corta edad ya tiene problemas cardíacos. Su hermano, E.A.S., de 14 años, registró seis detenciones el año pasado por ilícitos en Puente Alto, Lo Barnechea y Las Condes. Uno de esos delitos lo habría cometido con el Chure.
El Gorila, otro del grupo, tiene trece años. Su hermano, de doce años, pasó por un tratamiento siquiátrico por hiperactividad y su padre, quien ha pasado un tiempo en prisión, trabaja esporádicamente en una feria libre del sector. El Gorila dejó el colegio en quinto básico y, sólo en el año 2008, registró siete ilícitos en distintas comunas de Santiago. Su partner de tropelías es El Garra, el líder natural del grupo.
El Garra fue dominante en su momento porque se le atribuyeron delitos de mayor violencia y gravedad, incluso violaciones.
En la mayoría de los casos, los niños entran al mundo delictual por familiares y amigos. N.J., de doce años, se habría iniciado junto a su hermano Ricardo en la banda del Garra. Lo mismo sucedió con el “Cisarro”, que siguió tempranamente los pasos de su hermano, F.C.M., de 14 años, que apenas alcanzó a terminar el primero básico. “Cisarro” y su hermano viven junto a su madre y otros cuatro hermanos.
Algunas veces, los niños empiezan a meterse en delitos para proveer en sus casas, donde no hay otra entrada.
Otros son mantenidos por un abuelo, como “El Chispamón”, de 16 años, que vive junto a su hermano de la jubilación del anciano. El padre de los niños de vez en cuando aporta recursos y con su madre prácticamente no se ven.
Los niños no sólo heredan el compromiso delictual de sus hermanos: a veces también sus apodos. Es el caso del “Poto Rico”, con antecedentes de robo con fuerza en lugar habitado, que le traspasó a su hermano menor el mote, no muy decoroso, de “potito rico”. El menor de los “potitos”, de 17 años, estuvo detenido el año pasado en Tiempo Joven por hurto. Ambos hermanos se criaron con sus padres en la villa Cousiño, la madre es asesora del hogar y el padre, chofer de camiones.
El Loquín, que hoy vendría a ser yunta más fiel del famoso “Cisarro” vivía con su abuela luego de ser abandonado por su madre a muy temprana edad.
Y las aventuras de esta banda seguirán en ascenso si no se encuentra una respuesta al problema que aqueja a nuestros amigos.
El “cisarro”, el “chure” y compañía seguirán asiendo de las suyas mientras alcanzan su mayoría de edad y terminen en algun centro de internacion para adultios y alcancen un perfeccionamiento en el ambito delictual, lo que es muy comun en nuestro pais.

Lamentablemente el problema de la delincuencia precoz no discrimina y en algunos caso es atemorizante las experiencias de algunos niños potenciales delincuentes y criminales en escalada.

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