viernes, 20 de enero de 2012

"La Iglesia Frente a la homosexualidad"

La iglesia, en Chile, ha cumplido un rol fundamental en los diferentes aspectos de la sociedad (por ejemplo, en lo político). Si bien es cierto, la religión cristiana está inmersa, tanto consciente como inconscientemente, en las decisiones colectivas que conforman nuestra sociedad, hay ciertos ámbitos que influyen en la marginalización de las minorías sexuales, en este caso al homosexual. En otras palabras, la iglesia cumple un rol importante cuando nos introducimos en el campo del comportamiento sexual, como es el caso de la homosexualidad. Las decisiones que la iglesia toma influyen en el proceso histórico cultural relacionada a la forma de juzgar al homosexual. En nuestra región las iglesias cristianas mayoritarias (católicas, protestantes y otras) tienen un discurso que castiga la homosexualidad, especialmente si consideramos que las relaciones sexuales entre homosexuales no provocan sino que responder al placer. La iglesia coloca al homosexual como un elemento destructurador del sistema, pero le añaden el elemento espiritual basándose en los pasajes bíblicos que justifican esta "anormalidad". La iglesia, obediente al Señor que ha fundado y la ha enriquecido con el don de la vida sacramental, celebra en el sacramento del matrimonio el designio divino la unión del hombre y de la mujer, unión de amor y capaz de dar vida. Sólo en la relación conyugal puede ser moralmente recto el uso de la facultad sexual. Por consiguiente, una persona que se comporta de manera homosexual obra inmoralmente. A lo largo de la historia la iglesia ha tenido un papel importante frente a la homosexualidad y la palabra inmoralidad es un concepto que se encuentre presente en el tema de la homosexualidad frente a la concepción cristiana. La iglesia debe tener cuidado con las palabras que utiliza, porque pese a que, según su doctrina, la homosexualidad es antinatural, sus comentarios perjudican a estas minorías incitando a que la discriminación sexual siempre esté vigente. La comunidad católica observará al homosexual como algo negativo para la sociedad, pues cuando se indica que la homosexualidad es algo es desordenado se asocia con lo que no hay que hacer. Por ende, el prejuicio frente al homosexual es mayoritario en el mundo católico. Si bien es cierto que la iglesia sigue sus doctrinas, no debería ser tan tajante cuando nos adentramos al mundo espiritual. Como lo señala la Carta para los Obispos de la Iglesia Católica: "En el levítico 18; 22 y 20; 23, cuando se indican las condiciones necesarias para pertenecer al pueblo elegido, el autor excluye del pueblo de Dios a quienes tienen un comportamiento homosexual”.
 La historia nos ha demostrado esta eterna discusión entre la iglesia y la homosexualidad. Nuestra intención es señalar que la discriminación hacia los homosexuales por parte de la iglesia influye en gran medida en la opinión de los integrantes que la conforman. La preocupación que nosotros tenemos es que la iglesia debería ser más flexible y más cuidadosa en emitir los juicios de valores que le atribuye al homosexual, porque sus críticas contribuyen a la discriminación en vez de la integración a las diversidad sexual que se encuentra vigente en nuestra sociedad.


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